Causas y síntomas de la depresión infantil
La depresión ha dejado de ser una enfermedad solo de adultos, siendo cada vez más niños diagnosticados de depresión. Según estudios recientes, hasta un 2% de los niños y un 4-8% de los adolescentes presentan depresión.
Aunque las tasas de depresión infantil han aumentado considerablemente en los últimos años, el manejo de información y la concienciación sobre este tema no ha llevado el mismo ritmo. De hecho, muchas personas continúan preguntándose si los niños pueden deprimirse.
Los niños, como los adultos, pueden mostrar tristeza e irritabilidad, y sentirse desanimados o decaídos de vez en cuando. Estos sentimientos son una respuesta adaptativa normal a determinadas situaciones. No obstante, cuando los sentimientos y los pensamientos negativos se prolongan en el tiempo y limitan el funcionamiento del niño, puede tratarse de una depresión.
La depresión es un trastorno que se caracteriza por un estado de ánimo triste durante la mayor parte del día y por una pérdida del gozo del placer en la mayoría de las actividades que normalmente se disfrutarían.
A continuación, vamos a analizar cómo se puede manifestar este padecimiento en los niños y examinaremos algunas de las causas que pueden detonar la aparición esta patología.
La depresión en los primeros años
Las manifestaciones de la depresión infantil varían según la edad. Así, por ejemplo, de 0 a 3 años, esta enfermedad puede manifestarse a través de un llanto excesivo.
Algunos de los detonantes de la depresión infantil en esta franja etaria pueden ser, por ejemplo, la separación abrupta de los padres o de los cuidadores principales que tenga en ese momento el niño, o por algún tipo de maltrato o negligencia en la crianza del menor.
En el caso de los niños de 3 a 5 años, es menos frecuente que puedan manifestar la enfermedad. Sin embargo, las experiencias vividas en este periodo pueden ir aumentando las probabilidades de manifestar esta patología posteriormente.
En esta etapa, los niños están deseosos de explorar su individualidad, así como ir experimentando la autonomía. Si los padres reaccionan de forma desfavorable a ello, ya sea con excesivo control o con desaprobación, van creando un niño dependiente, inhibido e inseguro, que cada vez va a tener menos deseos de explorar y menos motivación de separarse de ellos, generando las condiciones necesarias para que luego presente depresión.
Síntomas de la depresión en la prepubertad
En niños de 6 a 12 años, los síntomas depresivos tienden a ser mucho más frecuentes. La principal causa en esta edad suele ser algún cambio repentino en la vida del niño como, por ejemplo, una mudanza del hogar o cambio de escuela.
La muerte de algún familiar o ser querido, el sentimiento de rechazo o el sentir que solamente son amados cuando cumplen las exigencias de los padres, también se encuentran entre las causas más comunes de la depresión infantil en esta etapa.
El fracaso escolar, así como los problemas para socializar con otros niños o los problemas de conducta con sus maestros también se han relacionado con los síntomas depresivos en esta etapa.
La depresión infantil en esta edad puede manifestarse con desvalorización hacia sí mismos, es decir, los niños que la padecen tienen un autoconcepto pobre y sienten que no pueden lograr o tener éxito en la vida.
También puede manifestarse con periodos muy prolongados de tristeza, muchas veces verbalizada por ellos mismos. Sin embargo, la depresión infantil en esta etapa no solo se manifiesta a través de tristeza; el niño con depresión puede mostrarse malhumorado e irritable, y aislarse socialmente .
La baja tolerancia a la frustración, la pérdida de interés en realizar ciertas actividades y periodos de hipersensibilidad con cambios de ánimo frecuentes, pueden ser otras de las manifestaciones de la depresión en esta edad.
La depresión en la adolescencia
La depresión en adolescentes cursa con síntomas muy similares a los que se dan en el adulto, siendo frecuentes la falta de autoestima y las actitudes negativas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que en la adolescencia pueden presentarse cambios de ánimo normales, por lo que es básico diferenciar al adolescente que se encuentra verdaderamente deprimido del que únicamente está teniendo una crisis de depresión pasajera.
La clave está en la duración y la intensidad de los síntomas y, sobretodo, si esta depresión continúa después de que la situación detonante haya pasado.
Factores determinantes de la depresión infantil
En la mitad de los casos de depresión infantil, al menos uno de los progenitores presenta depresión. Además, los estudios realizados determinan que los hijos de padres con depresión tienen entre 3 y 6 veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad que los niños de padres sanos.
Aun con ello, el factor genético no es determinante y es preciso sumar otros factores, como el ambiente familiar, sus relaciones sociales o sus habilidades personales.
Algunos factores biológicos también pueden tenerse en cuenta para explicar la aparición de la depresión infantil. Las alteraciones en la secreción de algunas sustancias como la serotonina que se producen en los pacientes con depresión es un hecho biológico comprobado, aunque no se ha podido establecer con claridad si es una causa o una consecuencia de la depresión infantil.
Respecto a los factores sociofamiliares, la depresión infantil tiene, en el ambiente familiar y la interacción social del niño con sus padres, uno de los factores más determinantes.
Algunos de los factores socio familiares que pueden estar presentes en el origen de una depresión infantil son:
- Relaciones conflictivas o distanciamiento entre los padres
- Divorcio, separación
- Sobreprotección, generalmente materna
- Escasa implicación de uno de los progenitores
- Actitudes agresivas o de irritabilidad en la relación entre los padres y sus hijos
- Comportamientos autoritarios y abusivos
Aunque la relación del niño con sus padres pueda considerarse una actividad social y, al mismo tiempo, condición en el modo en el que éste se va a relacionar fuera del hogar familiar, existen otros factores psicosociales ajenos al entorno familiar que pueden aumentar el estrés emocional y favorecer la depresión infantil.
La prevalencia de la depresión infantil a nivel mundial es similar a la de la depresión en los adultos. Según datos de la OMS, se calcula que cerca del 3% de la población infantil padece de depresión, lo que puede representar alrededor del 10% de las consultas de psiquiatría infantil.En caso de sospecha de que un menor pueda estar sufriendo depresión infantil, es preciso acudir al pediatra o profesional especializado en salud mental infantil para su atención inmediata. El tratamiento adecuado y oportuno puede ser muy efectivo para resolver los síntomas depresivos y reducir el riesgo de recaída del menor.